Conejo al ajillo


     Vamos con el conejo al ajillo que os prometí el otro día por las redes sociales. No hace falta que le cante las alabanzas a la carne de conejo. De hecho creo que ya lo hizo la Esteban hace unos años, y como en España parece que conocemos hasta cómo va al baño esta tía, supongo que sabréis que es buenisísisismo

     Se hace en un un voleo y queda muy rico. Estad atentos. Y si al leerlo no lo estáis, lo volvéis a leer que no lo voy a quitar del blog.

DIFICULTAD:

La Loles, la Loles, el conejo de la Loles (cantando como lo hace Arguiñano)

INGREDIENTES:

  • Conejo. Ingrediente casi casi imprescindible para esta receta.
  • Ajos. No pongo cantidades, porque luego nos jiede la boca toda la tarde, pero recuerdo que es "al ajillo". Sin miedo.
  • Un culo de vino blanco. Si no tuvieses por casa, siempre le puedes poner chorro de vinagre y que quede un poco como un escabeche (más o menos)
  • Romero o tomillo
  • Aceite de oliva, pimienta negra y sal

PREPARACIÓN:
  1. Lo primero que vamos a hacer es partir el conejo en trozos adecuado. Lo dejo al criterio de cada uno, aunque seguro que alguno la caga. Mirad la foto si no sabéis. Pero vamos, que en los super te lo venden cortadito, que también sirve
  2. Dale unos golpes con el cuchillo a los ajos para romperlos. No hace falta que los cortes en láminas, pero si te levantas ese día en plan "pro", tú mismo.
  3. Pon en un sartén un chorro de aceite de oliva y los ajos. Salpimienta el conejo, ponle el romero o el tomillo y... a la sartén con ellos. No los hagas a fuego muy fuerte porque se quedará crudo por dentro. La idea es que queden doraditos por fuera y hechos por dentro. Serán unos 4-5 minutos por cada lado, vas viendo.
  4. Cuando le queden 2 minutos, le pones el culo de vino blanco y dejas que reduzca.
  5. Le das un último calentón fuerte y listo.

    
     Como ves es muy fácil, es barato y muy muy sano. Puedes acompañarlo con una ensalada de tomate, o una patatas panadera o fritas, o con arroz blanco, o comerlo por sí solo.

     Y como siempre... a cocinar, filibusteros, que el mundo se va a acabar.

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